martes, 4 de enero de 2011

¡Qué no son molinos, Sancho! ¡Qué son gigantes!

¡Qué no son molinos, Sancho! ¡Qué son gigantes!
Desde pequeña siempre me ha gustado la lectura.  Cuando mis hermanos llegaban a casa con libros de cuentos o novelas clásicas que le daban en la escuela para leer, yo tomaba los libros prestados y comenzaba a leerlos.  Fue así como conocí al Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra.  Mi hermana tuvo que leer esa novela.  Ella la aborrecía, mientras que a mí me cautivó las hazañas que realizaba el Quijote, con tal de conquistar el amor de su Dulcinea.  
Sin embargo, siempre tuve la curiosidad de que el Quijote vivía una vida desubicada de la realidad, pensando que él vivía lo correcto y los demás estaban equivocados.  En su delirio incansable, el Quijote quería enseñarle a su fiel escudero, Sancho, lecciones de vida muy valiosas, según él, pero no aplicable al mundo real.  Una de sus aventuras fue su pelea con los “gigantes”, que eran, nada más y nada menos, que molinos de vientos.  Cuando Sancho lo trataba de corregir, el ingenioso Quijote le reprendía y le decía que estaba equivocado.  “¡Qué no son molinos, Sancho! ¡Qué son gigantes!”

Muchas veces, en nuestro desespero por conseguir la solución a los problemas, nos equivocamos y comenzamos a cometer errores.  Vemos los problemas como gigantes, que quieren aplastarnos y destruirnos. A veces pensamos que con nuestras fuerzas podemos resolverlo todo, pero terminamos aplastados y derrotados por los problemas.  Pensamos que esos problemas provienen por algún pecado oculto que haya enojado a Dios, o que simplemente, Dios ya se olvidó de nosotros.  Al pensar así, estamos en un error.

Dios nos prueba para ver cuánto creemos en Él.  Dios quiere que, como el oro, brillemos a través de las pruebas.  Él permite que nosotros, al igual que el oro, seamos probados y seamos refinados,  para ver el grado de fe y de confianza que poseemos en el Señor. Si somos cristianos de verdad, como el oro, brillaremos y permaneceremos firmes.  Si somos cristianos de fantasías, o sólo cristianos por nombre y costumbre, conocido como los “gold finished” o de mentira, nos desvaneceremos.  Dios nos prueba para ver como actuamos.  En Job 23:10, Job declara que: “Más Dios conoce mi camino.  Me probará, y saldré como el oro”.  Dios sabía que su siervo Job, al ser probado por el diablo, iba a reflejar que él era un siervo de Dios de verdad.  Por más situación difícil que pasó Job, desde la perdida de sus bienes, la muerte de sus hijos y el abandono de su esposa, a él le quedó fuerzas para decir:  “Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:21). 

La misma Biblia declara que Dios prueba a sus hijos porque nos ama: “Jehová prueba al justo; pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece” (Salmo 11:5-6).  Es decir, Dios nos permite la prueba porque nos ama… Tal vez pienses que me he vuelto loca al comentar esto, pero, la realidad es que Dios, al probarnos, quiere que aprendamos a confiar en sus promesas, a depender de Él y a crecer y madurar en sus caminos.  ¡Qué bueno es cuando ponemos nuestras cargas en las manos del Señor y le pedimos a Él que nos ayude con las mismas!

Muchos son los siervos de Dios que aparecen en toda la Biblia hablando sobre las pruebas que Dios le ponen en sus caminos, y comentan sobre el propósito de esas pruebas para sus vidas y para cada uno de los cristianos.  Comencemos mencionando algunos versículos bíblicos y personajes bíblicos que, en medio de sus pruebas, le dieron la oportunidad a Dios de glorificarse:                                                                                                                                                    

Deuteronomio 8:2-4: “2 Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.
    3 Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, más de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.
    4 Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años.”
A veces Dios permite las pruebas para ver lo que hay en nuestros corazones.  Muchas veces nos mal acostumbramos de vivir una vida llena de comodidades y nos alejamos de Dios, por eso Dios permite las pruebas, para acercarnos más a Él.  El pueblo de Israel tuvo que enfrentar su caminar en el desierto por cuarenta años, por desobedecer la voz del Señor al comenzar a adorar la imagen que construyeron a los pies del Monte Sinaí. No empero a su desobediencia, Dios les amó en gran manera que no permitió que en cuarenta años ninguno de ellos muriera de hambre, enviándoles el maná del cielo, que sufrieran de frío o de calor, con la nube de día y la columna de fuego de noche y aún cuidó de que sus ropas no se desgastaran. ¡Qué bueno es Dios! No conforme a eso, hace una promesa: que viviremos de todo lo que Jehová habla y da. ¿No es maravilloso?

Deuteronomio 13:1-3: “1 Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios,
    2 y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles;
    3 no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma.”
Dios nos advierte de los falsos profetas, pero permite que estos lleguen a nuestras vidas para ver el amor que le tenemos a Dios; para que nosotros podamos demostrar que le somos fieles de todo corazón, o si sólo vivimos de las apariencias.
1 Reyes 3:5-6:  “5 Y se le apareció Jehová a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé.

    6 Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David mi padre, porque él anduvo delante de ti en verdad, en justicia, y con rectitud de corazón para contigo; y tú le has reservado esta tu gran misericordia, en que le diste hijo que se sentase en su trono, como sucede en este día.”

Dios nos prueba dándonos cosas buenas para ver si somos agradecidos.  Y, muchas veces, solemos olvidar esas bendiciones y olvidar quien nos la da.  Pero Dios, en su misericordia, nos sigue amando y busca que nosotros reconozcamos que él es Dios, y pidamos más de Él sabiduría y misericordia.

Jeremias 20:12: “12 Oh Jehová de los ejércitos, que pruebas a los justos, que ves los pensamientos y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque a ti he encomendado mi causa.”

¿No pasaron Sadrac, Mesac y Abed-nego, en Daniel 3,  la prueba más importante de sus vidas, al ordenárseles que se postraran ante la imagen hecha por el rey Nabucodonosor, negando así a Dios?  En ningún momento se postraron ante la imagen y por ello fueron lanzados al horno de fuego.  Sin embargo, ni sus ropas ni sus cabellos fueron quemados.  El rey Nabucodonosor tuvo que reconocer al Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, y darle toda gloria y honra.

¿No vivió la reina Esther la misma situación cuando Ammán quería exterminar al pueblo de Israel, comenzando con su primo Mardoqueo? Dios le dio la victoria al ponerla en gracia ante el rey Asuero, revelarle el plan de Ammán y así hacer cumplir su promesa para con su pueblo Israel de salvarle y, sobre todo, ponerles en gracia.

Quiero dejarles varios pasajes bíblicos que reflejan lo que nosotros debemos hacer en medio de las pruebas, mostrando así la confianza que tenemos en nuestro Padre Celestial:
C Hechos 16:22-25   Alabar a Dios en medio de la prueba.

C 1ra Corintios 3:11-14  La forma como seremos probados para ser aprobados  

C Santiago 1:3 “Sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.”

C 1ra Pedro 2:19  Aprobación de parte de Dios

C 1ra Pedro 4:12-13  Gozo en medio de las pruebas

C Santiago 1:12  Soportando las pruebas
 “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.”

Dios no quiere que pensemos que estamos solos y desamparados en medio de las pruebas.  Él siempre está a nuestro lado.  Lo que resta es que nuestra fe esté funcionando en todo momento y que tengamos nuestra confianza en Jesucristo, el autor y consumador de todas las cosas.