viernes, 2 de abril de 2010

Un sacrificio inmerecido




Hoy veía a mi sobrino de 8 años insistir en ver las películas sobre la pasión y muerte de Jesucristo, que se suponen dieran en los canales principales del país. Buscamos en todos los canales y ninguno tenía la película que el niño quería ver, lo cual hizo que él se sintiera frustrado y comenzara a llorar. Al preguntarle cuál era su insistencia para ver dicha película, mi sobrino me contestó que él quería ver cómo Jesús había sufrido por él y por sus pecados para salvarlo. Simplemente quería ver el sufrimiento de Jesús para que a él no se le olvidara ese gran sacrificio que hizo en la cruz por nosotros.
Hoy... un día común y corriente para la humanidad... Un día dónde muchos disfrutaron y compartieron con las familias en las playas, parques, piscinas, o solamente en sus casas... Otros asistieron a la iglesia de su predilección a conmemorar la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo: algunos con tristeza profunda, haciendo procesiones y recreando las últimas horas del Maestro... Otros celebraban con alegría el tener la oportunidad de que sus vidas cambiaran, sus pecados fueran perdonados y sus corazones se llenaron de esperanza. Los cristianos celebran la crucifixión de Cristo. Yo no... Yo celebro el amor que Él me brindó al morir en aquella cruz... al perdonarme de mis pecados e iniquidades, tal como lo hizo con el ladrón que estaba a su lado en la cruel cruz.
Hoy aprovecho la oportunidad para expresarle al mundo, no sobre la muerte de Cristo, sino su sacrificio por nosotros. Dice en Isaías 53:3 al 5: "Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curado."
El profeta Isaías tuvo esa revelación sobre la muerte de Jesucristo 722 años antes de éste nacer. Sin embargo, sus palabras fueron un reflejo exacto de lo que Cristo sufrió al pasar por el camino al Golgota; el dolor de los clavos traspasando cada una de sus manos y de sus pies; cada humillación del pueblo y el rechazo de los suyos... El profeta lo compara con un cordero en el cual, según la tradición de expiación judaica, depositaban sobre él todo el peso de la culpa y los pecados, y luego era sacrificado para que, a través de su sangre, el pecador quedara libre de culpa. Sin embargo, el pueblo continuaba pecando y ya no reconsideraban el acto de la expiación como un acto solemne, sino que era para ellos, más bien, una tradición o costumbre.
Dios permitió que su hijo tomara el lugar del cordero para hacer el sacrificio más real, un sacrificio verdadero. Nosotros pensamos: "Wow!!! ¿Qué clase de padre le haría ese daño a su hijo por alguien más? ¿Por qué sacrificarlo todo para que la humanidad tuviese el perdón de sus pecados? Cristo sufrió toda la maldad, el rechazo, el desprecio y los dolores y enfermedades de nosotros en su cuerpo carnal, con tal de brindarnos su amor, su perdón y la vida eterna. Todo lo que Dios quiere es que le entreguemos nuestros corazones para Él limpiarlos del pecado, restaurarlos de las heridas propiciadas por el mundo, y poner a nuestro alcance la salvación y vida eterna. ¿Serías capaz de rechazar y olvidar ese sacrificio de amor que Cristo hizo por ti? No desprecies esa muestra de amor y acéptale... El sueño de Cristo fue entregarse a morir en la cruz del Calvario por ti y por mí. Dale la oportunidad y te aseguro que tu vida cambiará para siempre.



miércoles, 31 de marzo de 2010

Amigo... más que hermano...


"Amigo... más que hermano..."

En mi paso por esta vida he tenido muchos amigos y conocidos a quienes recuerdo y aprecio siempre con todo mi corazón. Muchos son los que de una manera u otra han impactado mi vida y yo sé que, de alguna manera, yo he impactado a la suya. Sin embargo, sólo seis personas conocen todo acerca de mí, fuera de lo que es mi familia. Para mí, ellos son mi familia extendida... Más que mis amigos, son mis hermanos, a quienes he aprendido a admirar, querer, respetar, proteger, cuidar y, sobre todo, amar en un amor ágape. Ellos han sido mis baluartes, mis pilares de fortaleza en momentos de debilidad, mis ángeles guerreros en medios de las más cruentas batallas, mis eruditos en toda materia y, aquella que no sepan, se la sacan de la manga con tal de buscar solución a mis "pequeños problemas"... Han sabido quererme con mis faltas y defectos (ufff, y son muchos...). Han sido escudos para protegerme de las adversidades y, al igual que mi familia, siempre sacan la cara por mí... Ellos han sabido como soportar mi mal carácter, y han ayudado a que yo pueda dominarlo y controlarlo, sacrificando la vieja criatura que vivía en mí para convertirme en una mujer mansa como las palomas, pero astuta como las serpientes. Ellos, junto a mi familia, son mi razón de ser... Es por eso que hoy quiero dedicarle este espacio a ellos, mis enviados de Dios: Amaury, Dennise, Eves (QEPD), Elisa, Raúl y Jonathan. Se preguntarán: ¿Por qué en ese orden y cual es la relación que tienen conmigo? Bueno, les explicaré...

Primero menciono a Amaury, ya que nos conocemos desde hace 25 años. Estudiamos juntos desde la escuela elemental, hasta el primer año de universidad. Amaury es una persona bien dada a todos aquellos que le conocen. Siempre ha estado pendiente en ayudarme cuando me he metido en sendos líos. A veces juega el papel de mi conciencia y nunca dice NO. Al contrario, siempre está pendiente para ayudarme, sin esperar nada a cambio.

En segundo lugar se encuentra mi "comadre" (sí, fui su madrina de bodas). Ambas con caracteres fuertes, sin embargo, hemos tenido una amistad que ha pasado veinte mil visicitudes a través de estos 18 años de conocernos. Durante mi crisis del divorcio, Dennise fue mi estandarte, dándome consejos y buscando siempre que yo sonriera con sus ocurrencias. Y, a pesar de que estamos un poco separadas por la diferencia de horarios en el trabajo, nunca he dejado de quererle y apreciarle por ser ese punto fuerte del cuál puedo arreguindarme.

Eves (que en paz descanse)... Eves era mi "angelito caído", como él solía decirse. Con sus ocurrencias me hacía reír y hasta llorar, cada vez que me enseñaba los poemas que escribía (¡vamos! Eves era bien melodramático...) Compartí poco con él, ya que falleció en un accidente de autos. Siempre le recuerdo con mucho cariño...

Elisa... mi hermanita mayor en Cristo... Desde que nos conocimos en Chrysler (ella como mi mentora, y yo como su aprendiz), aprendí a quererle y respetarle en gran manera. Elisa es como mi alma gemela... mejor dicho, yo soy su "mini me", ya que fue mi paño de lágrimas, mi confidente, mi maestra, mi jefa, mi consejera y mi mejor amiga por enseñarme tantas cosas que siempre las atesoro y me seguirán hasta el fin de mis días.

Raúl... mi bendición... el regalo más preciado y el tesoro que Dios me ha dado. Después de mi divorcio, me prometí no volverme a enamorar. Sin embargo, Dios tenía otros planes conmigo... Sin conocerle, oré e intercedí por él con llanto amargo para que Dios le librara de una gran prueba (no sabía quien era ni lo que le pasaba en ese momento). Sin embargo, seis meses después de esa oración, le conocí por internet y ha sido un imán fuerte que me atrajo hacia él. Raúl es mi apoyo en mi "re-crecimiento espiritual" en los caminos de Dios. Es mi otra mitad, por la cual sueño, amo y anhelo algún día poder compartir esas bendiciones que Dios tiene separado para nosotros, y ese ministerio que Dios nos entregó en nuestras manos para llegar a otros con el mensaje de salvación, fe y esperanza.

Por último, pero no menos importante, se encuentra Jonathan. A pesar de conocerle desde hace poco tiempo, y de que tenemos diferentes maneras de pensar y de actuar, Jonathan se ha convertido en un amigo incondicional en las buenas y en las malas. Es una persona que sabe escucharte, da consejos inteligentes y te demuestra su amistad al máximo, hasta el punto de convertirse en tumba por tal de guardar un secreto. Llevo casi ocho meses conociéndole, y de verdad se ha ganado mi admiración, cariño y respeto.

Estos seis ángeles de Dios me han ayudado en muchos momentos de prueba y de dificultades. Me han apoyado y hasta regañado cuando hago o digo mal las cosas. Son piedras preciosas que guardo en mi corazón, ya que ninguna caja fuerte puede encerrarlas. Dios ha permitido sus pasos en mi vida y han aportado en mi crecimiento, como ser humano.

Hay una gran diferencia entre conocer bien a alguien y ser un verdadero amigo. La evidencia más grande de una amistad es la lealtad, el amar en todo tiempo (1ra Corintios 13:7), estar listos para ayudar en momentos de aflicción, compartir alegrías, triunfos, tristezas y fracasos, y nunca te abandonan, aún cuando se sientan heridos o lastimados. El verdadero amigo sabe como perdonarte cuando le ofendes; sabe aconsejarte sobre qué está bien o qué está mal... te escucha cuando tienes ganas de desahogar tus corajes o penas y comparten siempre tu felicidad. Dios me ha bendecido en gran manera con estos amigos... Amigos... más que hermanos... Les pido que me perdonen mis majaderías, mi mal carácter y todas aquellas pequeñas cosas que han podido causarles daño. Les quiero mucho, con toda mi alma. Así como Cristo es nuestro amigo en las buenas y en las malas, quiero permanecer con ustedes hasta el fin. ¡Dios bendiga nuestra amistad!





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martes, 30 de marzo de 2010

Andando por el Valle de Sombras de Muerte...


Cuando pequeña mis padres solían llevarme al circo a ver las diferentes atracciones. Me fascinaban las acrobacias: desde la pequeña joven que corría a caballo parada sobre este, hasta el payaso que brincaba desde el suelo hasta una silla bien alta, encima de sus compañeros. Pero, lo que más me llenaba de terror era ver a los trapecistas, en especial, al que caminaba sobre la cuerda. Me cubría los ojos para no ver este acto. Cuando la persona llegaba al final de la cuerda y todos comenzaban a aplaudir, entonces yo abría mis ojos y aplaudía hasta el cansancio.

Hace cinco años atrás yo pasé por esa cuerda floja. Me vi parada sobre ella y a cada lado de esta cuerda lo que había era muerte. Pasé por una situación de violencia doméstica en donde me cegué completamente y por poco cometía un error que me afectaría para toda la vida. Sin embargo, el Pastor de pastores, Dios, envío a sus ángeles a protegerme y a librarme de la mano de esa persona que robó mi confianza. Sin embargo, nosotros los seres humanos creemos ser capaz de todo y de que nuestras vidas nos pertenecen. En mi ignorancia, comencé a vivir en rebeldía contra todos: mi familia, mis amigos, mi trabajo, hasta con Dios. Actuaba de forma tal que, aunque tenía temor de Dios, vivía como si el no existiera. ¡Qué triste fue vivir de esa manera!

Sin embargo, Cristo siempre está pendiente de nosotros. A pesar de mi rebeldía, Él cuidaba sobre mí. Dios me libró de muchas caídas y muchos peligros durante ese momento, y aún hoy lo hace. Después de dos años de rebeldía, recapacité de mis errores y volví a sus caminos. ¡Qué bueno y misericordioso es el Señor y que grande es su amor para con nosotros!

Dice el Salmo 23:4 : "Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo..." El salmista David hace una comparación de lo que el pasaba con las ovejas cuando se extraviaban por los valles obscuros y peligrosos de Israel y cómo el pastor de esas ovejas iba tras de la oveja perdida a rescatarla. Este no se quedaba tranquilo y aceptaba la pérdida de esa oveja, sino que la buscaba hasta encontrarla, la tomaba en sus brazos, la llevaba al redil y la curaba con amor, como si fuera uno de sus hijos. Así mismo hace el Padre Celestial con nosotros.

La muerte y el pecado se proyectan como sombras aterradoras sobre nuestras vidas. Nos encontramos indefensos; nuestra fortaleza y nuestro ánimo se debilita y, es así, como el diablo se aprovecha de nosotros y nos hace pensar que somos inútiles, que estamos desamparados y sólos en este Mundo. Sin embargo, Dios nos demuestra que siempre nos lleva en sus brazos amorosos para que el dolor y el sufrimiento de la prueba. Él, al igual que el buen pastor, nos carga en sus brazos lleno de amor, nos cura las heridas que nos propicia la vida y nos lleva a descansar en remanso de paz. Dios no nos abandona en momento de la prueba. La Biblia declara en diversos pasajes que Dios está siempre con nosotros. En el Salmo 138:7 dice: "Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás... y me salvará tu diestra." En Proverbios 3:26": "Porque Jehová será tu confianza..." Y por último, en el libro de Isaías declara: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia"(Isaías 41:10). En Isaías 43:1-3, Dios nos recuerda lo siguiente: "No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo, Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador."

La Palabra de Dios es fiel y verdadera. Nunca regresa vacía. Sus promesas son ciertas y se cumplen en cada uno de nosotros. Depende de nosotros el aceptar cada una de sus promesas y recibir cada una de sus bendiciones. Sólo una persona puede caminar con nosotros a lo largo del valle sombrío de la muerte y del pecado, y nos ayuda a pasar hasta el otro lado a salvo: Él es el Dios de la vida, nuestro pastor. La vida es incierta, y por eso debemos seguir a este pastor que nos ofrece eterna paz. Él espera por ti... Da ese paso para salir del Valle de Sombra de Muerte...

domingo, 28 de marzo de 2010

"Mirad cuál amor nos ha dado el Padre..."


Tengo tres sobrinos que son la luz de mis ojos. Todos los días llegan a pedirme la bendición y a preguntar que cosas nuevas Tití hará para ellos: llevarlos al parque, al Morro, o simplemente montarlos en mi carro y darle "una vueltita" hasta que se queden dormidos... Cuando tienen trabajos especiales de la escuela, siempre le piden a tití que se las ingenie para crearles el mejor proyecto y, así, ser la envidia de los demás.

Sin embargo, como todo niño, mis sobrinos suelen hacer travesuras que a veces conllevan que tití los regañe y hasta les castigue, sin dar esa vueltita acostumbrada. Luego de una hora, mis sobrinos se acercan con ojos llorosos y me piden perdón, borrando así cualquier recuerdo de travesura realizada.

No sé como seré como madre... aún no he tenido la oportunidad de traer un hermoso regalo al Mundo llamado hijo. Pero, eso no ha impedido que sea parte de la educación cristiana y secular de mis sobrinos. Debo, tengo y quiero ser un modelo a seguir para que ellos se conviertan en hombres y mujeres de bien en el mañana. Yo tuve ese modelo en mis padres, que han sido de mucha bendición en mi vida desde el momento en que nací, hasta el presente. Gracias a la educación que nos han dado, nos hicieron hombres y mujeres de bien. Lo primero que nos recalcaron es que Dios, sin ninguna objeción, nos ha brindado su eterno amor.

Nosotros somos niños... hijos del Padre Celestial que nos ha amado desde la creación del mundo hasta el presente. Muchas veces vivimos nuestras vidas como niños malcriados, queriendo hacer las cosas a nuestra manera y no de acuerdo a su voluntad. Sin embargo, a pesar de nuestra rebeldía y de los pecados que cometamos, Dios nos ama tanto que no nos quita el derecho de ser llamados sus hijos. Al contrario, cada día vela por nuestras vidas y espera por nosotros, como el padre que esperó a que el hijo pródigo regresara a su hogar. La Biblia dice en 1ra de Juan 3:1 que contemplemos el amor que Dios, nuestro Padre, nos ha dado, que nos ha llamado sus hijos... ¡Sus hijos! No somos extraños para Él... Sino que somos nada más y nada menos que ¡Sus hijos!

Ese ha sido el regalo más hermoso que Dios nos ha dado. Fuimos creados por Él a su imagen y semejanza. Volteamos nuestra mirada de su amor y nos alejamos de Él creyéndonos que somos seres invencibles, auto creados y que no necesitamos de su amor y su misericordia para vivir. Sin embargo, cuando tenemos situaciones difíciles, cuando creemos que no podemos más con las cargas que nos da la vida y simplemente perdemos las fuerzas y las esperanzas de vivir, Dios está allí, con sus brazos extendidos, completamente abiertos, para que regresemos a Él y descansemos en sus promesas. Dios hizo el sacrificio más grande: entregó a su hijo unigénito, Jesucristo, para que nosotros fuésemos llamados sus hijos (Juan 3:16). ¡Eso sí es amor!

Dios te ama... te ama tal como eres... Él quiere brindarte la vida eterna y perdonar tus pecados y transgresiones. Dios te espera con brazos abiertos para darte amor y vida eterna. Sólo debes darle la oportunidad de aceptarle como tu Salvador, tu pronto auxilio en momento de pruebas y de dificultades y tu Padre Celestial. Sólo quiere que lo ames, de la manera en que Dios te ama a tí... ¡Anda! ¡Dale esa oportunidad y te aseguro que no te arrepentirás jamás!