¡Dios te bendiga! Esperamos que las palabras compartidas contigo sean de gran bendición... Son Palabras de vida para Ti... Somos jóvenes encaminados a predicar la Palabra de nuestro Señor Jesucristo mediante la tecnología... Como dice la Biblia en Marcos 16:15: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. " Nuestro propósito e interés: Salvar almas para Cristo...
viernes, 2 de abril de 2010
Un sacrificio inmerecido
Hoy veía a mi sobrino de 8 años insistir en ver las películas sobre la pasión y muerte de Jesucristo, que se suponen dieran en los canales principales del país. Buscamos en todos los canales y ninguno tenía la película que el niño quería ver, lo cual hizo que él se sintiera frustrado y comenzara a llorar. Al preguntarle cuál era su insistencia para ver dicha película, mi sobrino me contestó que él quería ver cómo Jesús había sufrido por él y por sus pecados para salvarlo. Simplemente quería ver el sufrimiento de Jesús para que a él no se le olvidara ese gran sacrificio que hizo en la cruz por nosotros.
Hoy... un día común y corriente para la humanidad... Un día dónde muchos disfrutaron y compartieron con las familias en las playas, parques, piscinas, o solamente en sus casas... Otros asistieron a la iglesia de su predilección a conmemorar la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo: algunos con tristeza profunda, haciendo procesiones y recreando las últimas horas del Maestro... Otros celebraban con alegría el tener la oportunidad de que sus vidas cambiaran, sus pecados fueran perdonados y sus corazones se llenaron de esperanza. Los cristianos celebran la crucifixión de Cristo. Yo no... Yo celebro el amor que Él me brindó al morir en aquella cruz... al perdonarme de mis pecados e iniquidades, tal como lo hizo con el ladrón que estaba a su lado en la cruel cruz.
Hoy aprovecho la oportunidad para expresarle al mundo, no sobre la muerte de Cristo, sino su sacrificio por nosotros. Dice en Isaías 53:3 al 5: "Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curado."
El profeta Isaías tuvo esa revelación sobre la muerte de Jesucristo 722 años antes de éste nacer. Sin embargo, sus palabras fueron un reflejo exacto de lo que Cristo sufrió al pasar por el camino al Golgota; el dolor de los clavos traspasando cada una de sus manos y de sus pies; cada humillación del pueblo y el rechazo de los suyos... El profeta lo compara con un cordero en el cual, según la tradición de expiación judaica, depositaban sobre él todo el peso de la culpa y los pecados, y luego era sacrificado para que, a través de su sangre, el pecador quedara libre de culpa. Sin embargo, el pueblo continuaba pecando y ya no reconsideraban el acto de la expiación como un acto solemne, sino que era para ellos, más bien, una tradición o costumbre.
Dios permitió que su hijo tomara el lugar del cordero para hacer el sacrificio más real, un sacrificio verdadero. Nosotros pensamos: "Wow!!! ¿Qué clase de padre le haría ese daño a su hijo por alguien más? ¿Por qué sacrificarlo todo para que la humanidad tuviese el perdón de sus pecados? Cristo sufrió toda la maldad, el rechazo, el desprecio y los dolores y enfermedades de nosotros en su cuerpo carnal, con tal de brindarnos su amor, su perdón y la vida eterna. Todo lo que Dios quiere es que le entreguemos nuestros corazones para Él limpiarlos del pecado, restaurarlos de las heridas propiciadas por el mundo, y poner a nuestro alcance la salvación y vida eterna. ¿Serías capaz de rechazar y olvidar ese sacrificio de amor que Cristo hizo por ti? No desprecies esa muestra de amor y acéptale... El sueño de Cristo fue entregarse a morir en la cruz del Calvario por ti y por mí. Dale la oportunidad y te aseguro que tu vida cambiará para siempre.
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