La fragilidad de la Vida
"Hazme saber, Jehová, mi fin, y cuánta sea la medida de mis días;
sepa yo cuán frágil soy."
Salmos 39:4
El pasado domingo, 9 de diciembre, luego de tener un concierto a casa llena, la cantante de música norteña, Jenny Rivera, subió a un avión con destino a Ciudad México, para cumplir con una serie de compromisos artísticos. Antes de subir a ese avión, le informó a la prensa mexicana que ella se sentía en paz, y agradecida de Dios por las muchas bendiciones que Él le había dado. Todo aparentaba ser alegría y fiesta, contenta con sus nuevos compromisos y proyectos. Sin embargo, no sabía lo que le deparaba el futuro. Diez minutos después del despegue de Monterrey, su avión desapareció del radar y su voz se extinguió para siempre.
No sabía mucho sobre la vida de Jenny Rivera. Sí conocía un poco de su trayectoria artística por lo que presentaban los medios televisivos de Puerto Rico acerca de sus proyectos, participación con otros cantantes de la Isla, y sus escándalos en su vida no tan privada. Sin embargo, quienes muchas veces la criticaron, hoy resaltaban su calidad de ser humano, ya que reseñaban como ella se entregaba a las buenas causas, ayudando a niños maltratados y abusados y a personas enfermas de cáncer. Además, nadie podía explicarse cómo ella, estando en el tope de su carrera artística, sufría este desastre. Y no, sólo Jenny perdió su vida, sino que, junto a ella, seis personas perdieron la vida.
No quiero que piensen que soy fan de la cantante, o que estoy idolatrándola a través de esta reflexión. Lo que quiero llevar como mensaje es cómo la vida se encuentra en un hilo tan fino, donde ahora estamos presentes y a los par de segundos no sabemos donde estaremos. Se puede determinar el día en que nacerá un niño o niña, pero nadie puede determinar qué día partiremos de este planeta. Ya sea que estemos caminando en la calle y nos tropecemos, que vayamos en un auto y tengamos un accidente o que simplemente durmiendo nos de un infarto cardiaco, podemos morir en cualquier momento. Lo importante ante todo esto es, ¿sabe dónde va a vivir su eternidad?
Dice la palabra de Dios en el Evangelio según San Juan, capítulo 3, versículo 16,
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna."
VIDA ETERNA- eso es lo que buscamos; nuestro propósito divino en esta Tierra. Alcanzar la vida eterna, no a través de las riquezas que poseamos, como pensaba el joven rico en Marcos 10:17-31. Tampoco es a través de las buenas obras que podamos realizar. Nuestra salvación proviene de tan sólo aceptar al Señor Jesús como nuestro exclusivo Salvador y autor de nuestras vidas. Sólo debemos de creerle a Él. Esa es la clave.
Dios lleva muchos años, décadas, siglos, dando palabras a sus siervos para que prediquen este mensaje de salvación. Como dice en Juan 5: 24:
"De
cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me
envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de
muerte a vida."
Tenemos la oportunidad de oro para aceptar al Señor y alcanzar la vida eterna. Sin embargo, muchos dicen que prefieren dejarlo para después, porque están disfrutando sus vidas tal y como están ahora. Sólo recuerda, como dice el en el libro del profeta Daniel, capítulo 12 versículo 2, dice:
"Y muchos de los que
duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida
eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua."
Es decir, que Dios nos da la opción de vivir una vida eterna, más allá de la muerte, a su lado; una vida llena de paz. La otra opción que existe es una vida eterna de sufrimiento en el infierno, donde será el llanto y el crujir de dientes. No digo esto para darte miedo ni para que sientas temor, estoy hablando de una realidad que todos tenemos que pasar al momento de la muerte.
No sé si Jenny Rivera tuvo la oportunidad de pedirle al Señor el perdón de sus pecados y de reconciliarse con Dios, ya que en el 2009 había aceptado a Cristo como su Salvador. No se sabe a ciencia cierta si ese avión explotó en el aire, si ellos estaban vivos cuando se precipitó a tierra o que ocurrió. Dios haya tenido misericordia de ella y los demás tripulantes, y que Jenny le haya podido presentar el plan de Salvación a los demás, para que todos hayan alcanzado la vida eterna. Lo que me resta hacer es pedirle al Señor fortaleza para la familia de esta mujer luchadora y de los tripulantes y pasajeros de este avión, además de que esta situación una más a las familias y se acabe toda rencilla y peleas entre ellos. Esos son mis mejores deseos para ellos.
Pero para ti, amigo o amiga que lees esta reflexión, mi mayor deseo es que puedas aceptar al Señor como tu Único Salvador personal y que juntos podamos encontrarnos en el cielo para compartir con Dios la vida eterna, ya sea cuando partamos de esta Tierra en la muerte física de nuestro cuerpo, o cuando Cristo venga a levantar a su pueblo escogido. Lo único que debes hacer es repetir esta oración:
"Señor Jesús, me presento delante de ti para pedirte que anotes mi nombre en el Libro de la Vida. Sé que he pecado y reconozco mis transgresiones delante de Ti, pero también reconozco que sólo Tú tienes el poder de tomar mi vida, purificarme de todos mis pecados y arrojar los mismos al fondo del mar. Te acepto como mi Único y Exclusivo Salvador, y reconozco que sin Ti nada soy. Te pido, Dios, que me ayudes a conservar mi nombre en el Libro de la Vida y que, de ahora en adelante, seas Tú quien tome el control de mi vida, mi alma y mi ser. Me entrego por completo a Ti. Confío en tus promesas y en tu palabra de que soy lavado por la sangre preciosa que derramó tu hijo Jesús para darme salvación. Amen."
Créeme, no te arrepentirás de tomar esa decisión tan importante para tu vida. Si quieres la oración, puedes comunicarte conmigo a palabras-vida@hotmail.com, o a sembrandobuenasemilla@gmail.com. ¡Dios te continúe bendiciendo hoy y siempre!