" Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. " Jeremías 33:3
En mi proceso de recuperación de mi ataque de asma, lo único que tengo permitido es dormir, ver un poco de televisión, escuchar radio y... ah, sí... dormir... Para poder cambiar la rutina, comencé a escuchar una predicación, donde el predicador hablaba sobre como tenemos que elevar nuestra comunicación con Dios a niveles inimaginables.
Él contaba sobre un vuelo que tuvo recientemente y cómo, al momento de abordar el avión, la azafata le decía a los pasajeros que tenían que apagar sus celulares, para que los mismos no interfiriera con la comunicación de los pilotos. Esto evita que se formen diversos accidentes por errores en los satélites. No muchos hacen caso a esta advertencia. Es por eso que las azafatas pasan una y otra vez entre los pasajeros para evitar una catástrofe.
Y así debe ser la comunicación con Dios. Cuando entramos en contacto con Dios debemos apagar todo aquello que interrumpa la comunicación directa con nuestro Padre Celestial. Siempre me ha estado curioso como en muchos lugares ponen letreros donde indican que apaguen su teléfono celular: a la hora de hacer una orden o comprar algo, cuando vamos a la oficina del doctor, cuando estamos en una biblioteca y, aunque curioso, pero cierto, cuando llegamos a la iglesia.
Hoy día tenemos muchos medios que, en vez de acercarnos más a nuestro Padre Celestial, nos distraen y nos alejan de Él. Y no sólo me refiero sólo a los medios electrónicos, sino me refiero a lo que se conoce en las comunicaciones como ruidos innecesarios. Nuestros problemas diario: que si las deudas, las preocupaciones por la salud, los problemas familiares, crean en nosotros una barrera que impide que nuestra oración suba ante nuestro Padre de manera clara y precisa. Comenzamos a orar y suena el teléfono, se quema el arroz, los niños comienzan a llorar, los hermanos al lado de nosotros comienzan a dialogar en voz alta... y, simplemente, nos interrumpen. Es ahí cuando Dios te pide que apagues tu celular... tu celular de preocupaciones, tu celular de situaciones difíciles, tu celular de hablar mal sobre tu hermano, tu celular de discordia... Simplemente... ¡Apágalo!
Dios quiere hablarte directamente a ti, y quiere bendecirte mediante su conversación contigo. ¿No crees que sería bueno conectarnos directamente con Dios y dejar a un lado aquello que impide que hablemos claramente con Él? Apaga ese celular espiritual y deja que su amor y su misericordia cubra cada ángulo de tu vida.
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